En el flamear de una bandera ocurre, en su dimensión microscópica, en esa latitud dónde sólo llegan los instrumentos de laboratorio con ojos electrónicos, mega afinados para ver lo imperceptible, en esa base cuántica de la materia, ocurre que flamean también los ánimos, las pasiones y la euforia que los humanos le impregnan a los colores que tiñen el tejido de las telas emblemáticas. Ese color varía según los cambios de las relaciones interhumanas, según el cambio de la temperatura y los ánimos patrióticos, sectarios. La euforia deportiva, por ejemplo, desde el Coliseo Romano hasta la Bombonera, han sido soportes de escrituras y reescrituras cromo-somáticas, recintos promotores de transmutación celular de la materia y el ser de los emblemas. El Estadio Nacional de Chile, por ejemplo, fue escenario de la tragedia, del crimen de Estado que inaugura la dictadura de Pinochet; allí, el rojo de la bandera se oscureció un par de tonos hacia el “terracota hemoglobino” al impregnarse de la sangre de las víctimas y de los desaparecidos. Ese rojo también alteró el “blanco de la nieve” y cambió la estrella por un ausente.Las banderas no son “en sí”, sino en el movimiento; distinto es el color de una bandera en su intervalo, distinto es el color y la gramática del emblema en la guerra, en la revolución o en la plaza pública. Así, los colores se van matizando y la estructura, su geometría o composición en el plano se van recomponiendo según los datos de los pactos, los acuerdos y las hazañas; según las firmas, los triunfos y las derrotas. En este experimento se han tomado algunas muestras de ADN de las banderas contenidas en la que hoy flamea, y que han representado comunidades, gobiernos y, por supuesto, acontecimientos y derivas. Las muestras de los cromo-somas dejan ver rasgos compositivos propios del intervalo, del movimiento, de la afectación activa de una cultura en otra, el paso de un estado a otro, impulsado, promovido por la conquista y la guerra, pasos de la colonia a la independencia y de ahí a la república, a través de relaciones imperantes, opresión de una fuerza sobre otra, actos de resistencia.
MARIO OPAZO 